Pekín/Taipei, 13 abr (EFE).- La deportación desde Kenia a China de 45 taiwaneses acusados de fraude, de los que 37 llegaron hoy a la capital china, ha desatado la primera gran crisis entre Pekín y Taipei desde la victoria electoral en la isla del partido independentista, en enero pasado.

Taiwán acusa a China de "secuestro" de sus ciudadanos, mientras el régimen comunista arguye que los detenidos cometieron fraudes telefónicos millonarios que afectaron principalmente a víctimas en territorio chino, por lo que fueron trasladados a este país para ser investigados.

"El caso viola gravemente los derechos de los ciudadanos taiwaneses y hiere los sentimientos de todos en la isla", subrayó el martes el director del Departamento de Asia Occidental y África en el Ministerio de Asuntos Exteriores taiwanés, Chen Chun-shen.

Ocho de ellos llegaron el 9 de abril, mientras que un segundo grupo de 37 arribó hoy al Aeropuerto Internacional de Pekín en un vuelo de la compañía China Southern, según las imágenes ofrecidas por la agencia oficial Xinhua.

En las fotografías, los detenidos aparecen vestidos con monos verdes, capuchas negras que les cubren completamente la cabeza, y flanqueados cada uno de ellos por dos policías chinos, tanto en el interior del avión como en la escalerilla de desembarque, que bajaron esposados.

Varios de estos deportados fueron obligados a subir a un avión con destino a China mediante el uso de gases lacrimógenos, algo que también condenó la diplomacia taiwanesa.

Además de los 45 taiwaneses, 32 chinos sospechosos de formar parte de esta red e igualmente detenidos por la Policía keniana fueron trasladados a China estos días.

En respuesta a las iras del Gobierno taiwanés, Pekín pidió hoy calma y rogó a Taipei que considere también a las víctimas de los fraudes.

"Es un fraude aborrecible, esperamos que Taiwán pueda pensar un poco más en los afectados al tratar este asunto", subrayó hoy en rueda de prensa el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Gobierno chino, An Fengshan.

El Ministerio de Seguridad Pública chino afirmó hoy que los deportados formaban parte de una red de estafadores chinos y taiwaneses que desde fuera del país "se hicieron pasar por policías, fiscales y jueces de China" para estafar dinero, según explicó en un comunicado.

Algunas de las víctimas "perdieron todos sus ahorros" y con el fraude salieron del territorio chino hacia Taiwán más de 10.000 millones de yuanes anuales (1.500 millones de dólares) durante un periodo no detallado, señaló el ministerio.

"Hasta ahora sólo 200.000 de estos yuanes (30.000 dólares) fueron devueltos", añadió el comunicado, que precisa que una de las afectadas se suicidó al perder sus ahorros.

Desde Taiwán, el presidente del Consejo de Asuntos de China, Hsia Li-yan, informó hoy de que conversó mediante el "teléfono rojo" anoche durante 50 minutos con su homólogo chino, Zhang Zhijun.

En las conversaciones, la parte taiwanesa solicitó que se permita la visita de familiares a los detenidos, el envío de una delegación negociadora de Taiwán, algo que Pekín ha aceptado, y un informe sobre la seguridad personal de los detenidos.

Por su parte el Gobierno de Kenia, que tiene lazos diplomáticos con Pekín pero no con Taipei, defendió su papel en el caso, asegurando que los chinos y taiwaneses deportados habían entrado en la nación africana ilegalmente.

"En general, cuando alguien entra a un país de modo ilegal es devuelto al último lugar desde el que partió", explicó el martes el portavoz del Ministerio del Interior keniano, Mwenda Njoka.

Kenia tiene estrechos vínculos con China y una creciente dependencia financiera de Pekín, que la semana pasada aprobó un nuevo préstamo de 600 millones de dólares al país africano para paliar su déficit presupuestario.

El conflicto podría implicar además a Estados Unidos, ya que uno de los trasladados a China tiene doble nacionalidad taiwanesa y estadounidense, aunque el Departamento de Estado norteamericano ha declinado comentar el caso a la espera de recibir más datos.

El incidente ocurre en un momento de rápido deterioro de los lazos entre China y Taiwán, después de ocho años de deshielo en sus siempre difíciles relaciones, por la victoria del independentismo taiwanés en las elecciones legislativas y presidenciales de enero.

Aunque el independentismo no asume totalmente el poder hasta mayo, Taiwán y China han comenzado ya a mostrar que queda lejos la imagen de consenso que dieron sus presidentes, Xi Jinping y Ma Jing-yeou, en el histórico encuentro que mantuvieron en noviembre en Singapur.

China y Taiwán están separadas políticamente desde la guerra civil de 1945-49, aunque Pekín considera que es suya la soberanía de la isla.