Panamá, 10 dic (EFE).- Panamá abogó hoy durante la cumbre mundial por la migración que se celebra en Marruecos por incrementar el intercambio de información de inteligencia entre los países para garantizar que los flujos migratorios sean "ordenados y seguros".
El presidente panameño, Juan Carlos Varela, dijo durante su intervención que "la única manera de garantizar que los flujos migratorios resulten ordenados y seguros para todos es compartiendo información de seguridad, de inteligencia y alertas migratorias entre todos los países".
"Esta información permitiría impedir el ingreso a nuestros países de aquellos que representen un riesgo para la seguridad de los Estados", agregó el mandatario.
Más de 150 países firmaron este lunes en la ciudad marroquí de Marrakech el denominado Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas (ONU), que está compuesto de 23 objetivos generales no vinculantes y que fue consensuado por los miembros de la Asamblea General de la ONU en junio pasado tras 18 meses de negociaciones.
Países sobre todo receptores de emigrantes como Australia, Italia, Israel y un numeroso grupo de los centroeuropeos, además de latinoamericanos como República Dominicana o Chile, se han retirado del pacto, mientras que Estados Unidos se opuso desde el principio.
Varela, uno de los quince mandatarios que acudió a la plenaria, explicó que los flujos migratarios son consecuencia de "la desigualdad, las guerras y la violencia" y que solo se podrán resolver "eliminando las causas que obligan a los ciudadanos a salir de sus países".
"Por eso estamos aquí hoy: para ser responsables a nivel global, compartir nuestras experiencias y perspectivas y adoptar el Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular, documento que abre un diálogo multilateral necesario, respetando la soberanía de los países", añadió el gobernante.
Debido a su pujanza económica y a su estabilidad sociopolítica, Panamá ha sido en los últimos años uno de los destinos más elegidos por muchos migrantes de la región, principalmente venezolanos, colombianos y centroamericanos.
La llegada masiva de cubanos hace un par de años generó una crisis humanitaria en Panamá y Costa Rica, que se consideró como una consecuencia del deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el fin de los beneficios migratorios para los isleños en el país norteamericano.
Panamá ha ido endureciendo los controles migratorios en los últimos meses, sobre todo, después de sufrir el ingreso de una oleada de indocumentados latinoamericanos y extracontinentales, la gran mayoría buscando seguir su viaje hacia Estados Unidos.
En 2017, un total de 5.549 extranjeros salieron de Panamá por órdenes del Servicio Nacional de Migración, ya que permanecían en el país de manera irregular o trabajaban sin el permiso correspondiente, dijo en enero pasado esa autoridad.