Miami (EE.UU.), 30 mar (EFE).- El Tribunal Supremo de Florida anuló hoy dos condenas a muerte por asesinato impuestas en 2014, por no existir en ninguno de los dos casos un veredicto unánime del jurado, por lo que los reos tendrán que recibir una nueva sentencia.
En el caso de Brandon Lee Bradley le fue impuesta la pena de muerte con diez votos a favor y dos en contra en un tribunal de Brevard, en el centro de Florida, por el asesinato a tiros de la agente de policía Barbara Pill.
Lee Bradley había apelado la sentencia y los cargos de "asesinato en primer grado premeditado, robo, fuga y resistencia al arresto con violencia" que pesaban en su contra, informó la máxima institución judicial del estado en su dictamen hecho público hoy.
"Nosotros anulamos la sentencia a la espera de un nuevo proceso", indicaron los jueces del Supremo de Florida.
El reo podría, no obstante, ser condenado de nuevo a la pena capital, para lo cual los doce miembros del jurado tendrían que alcanzar unanimidad en la recomendación de la sentencia.
"El jurado en una causa capital debe encontrar por unanimidad y expresamente todas los factores agravantes probados más allá de toda duda razonable, que los factores agravantes son suficientes para imponer la muerte", que estos exceden las "circunstancias atenuantes y, por unanimidad, "recomendar una sentencia de muerte", señaló la Corte Suprema de Florida en su decisión.
La otra sentencia de muerte anulada por el Tribunal Supremo de Florida corresponde a Dwayne F. White, acusado de asesinato en primer grado por la muerte de su esposa, Sara Rucker, a la que cortó el cuello en 2011 en un estacionamiento público de un restaurante en Longwood, en el centro de Florida.
Con ocho votos a favor y cuatro en contra del jurado, White fue condenado a la pena capital, pero, tras el fallo de la máxima instancia judicial de Florida, tendrá ahora que ser sentenciado de nuevo, al igual que en el caso anterior.
El gobernador de Florida, Rick Scott, firmó el pasado 13 de marzo una ley que armoniza la legislación del estado con el fallo de la Corte Suprema de EE.UU. que considera "inconstitucional" condenar a muerte por mayoría simple y exige un veredicto unánime.
Desde 1976 se han ejecutado en Florida a 92 reos. Actualmente, unas 400 personas, cuatro de ellas mujeres, esperan en el corredor de la muerte su ejecución mediante inyección letal.
En 2015 EE.UU. cerró su año con menos ejecuciones (28) desde 1991 y profundizó así un declive desde las 98 ejecuciones de 1999, de acuerdo con las estadísticas oficiales.