Madrid, 31 oct (EFE).- El tenor barcelonés José Bros (1965) cumplirá el 15 de noviembre 25 años de carrera, aunque empezará a celebrarlo desde esta noche con el estreno en el Auditorio Nacional de Madrid del recital «Around the World», y si algo le ha enseñado tanta experiencia, dice, es «a vivir el presente».
«La vida es para vivirla, no para contarla», asegura en una entrevista con EFE el artista, atento a saborear cada minuto de una carrera en la que se ha convertido en uno de los máximos exponentes del belcantismo romántico y una apuesta segura con el repertorio francés y mozartiano.
El pasado, asegura, le «ayuda a pensar» en las decisiones que toma en el presente y a no «precipitarse» en las de futuro y eso lo ha aprendido en miles de actuaciones por todo el mundo, con los mejores directores y en los mejores teatros.
«Las cosas vienen como vienen y es importante ser consciente de las capacidades con las que hay que ir abriendo camino. Del tiempo pasado echo de menos a personas que ya no están, claro, pero también haces grandes amigos con los que siempre puedes contar y que están ahí. Por eso, no, no siento nostalgia. Todos los tiempos son buenos. No nos olvidemos de que estamos vivos», resume.
Hace cinco años preparó para celebrar 20 años de profesión el concierto «Desde el corazón» y ahora ha querido que sea una fiesta dedicada a la decena de compositores que hicieron grande el género lírico y que han contribuido a su riqueza interpretativa.
«Quería hacer algo distinto, sin ópera ni zarzuela. Que estuviera lo que me ha acompañado a lo largo de mi carrera y cosas nuevas como ‘El país de las sonrisas’, de Lehar, ‘Be my love’, de Brodzsky, o el estreno de una obra de Parera Fons, ‘Noche'».
El repertorio de «Around the World» contiene además canción italiana, como «Mattinata», de Leoncavallo, o «L’alba separa luce l’ombra», de Tosti, pero también musical americano, con piezas como «Candide», de Bernstein, y dos clásicos españoles: «Amapola», de Lacalle, y «Granada», de Lara.
«En la vida hay que celebrar y seguir celebrando y esta es una magnífica forma de hacerlo, y creo que no solo servirá para esta noche sino que a final de temporada será un concierto que llevaré alrededor del mundo».
Nunca imaginó, confiesa, que estaría donde está por eso no es capaz tampoco de pensar que será lo que habrá hecho dentro de otros 25 años: «no muchos pueden decir que llevan un cuarto de siglo porque nuestro ritmo es muy acelerado y consume a las personas».
«Mi trayectoria desde que empecé es de trabajo constante, con momentos de disfrutar mucho y siempre mejorando. Mi deseo es seguir haciendo lo que me satisface, cantar cuanto más tiempo mejor», afirma.
Por delante le queda seguir cumpliendo el reto autoimpuesto de incorporar cada temporada uno o dos títulos nuevos de ópera a su cartera de roles.
Si el año pasado fue «Don Carlo», de Verdi; este «Luca D’Alba», de Donizetti, y «Simon Boccanegra», también de Verdi, el que viene será el de «Los cuentos de Hoffman», de Offenbach, y el siguiente «Un ballo in maschera», de Verdi, detalla.
Cree que su voz transmite ahora su placer por cantar, su inquietud cultural y, sobre todo, «sigue manteniendo la técnica» que caracteriza su interpretación y que cuida y fortalece cada día.
«En la voz todo se refleja todo pero no soy nada exigente ni maniático sobre las condiciones a mi alrededor. Me adapto bien. Sin embargo, contra lo emocional no se puede luchar, eso es lo que más me afecta, supongo que como a todos», revela.
Vive o, «mejor dicho», tiene su residencia de referencia en Barcelona, porque la realidad es que se pasa el año viajando para cumplir con sus compromisos, por eso en diciembre, se regocija, lo pasará «muy bien» porque empezará a preparar el estreno el 17 de enero de «Werther» en el Liceo de Barcelona.
Lo que más le gusta en el mundo, dice, es «hacer feliz a la gente», a sus amigos, al público y por eso no se le cae la sonrisa de la cara: «no puedo evitarlo y ese es mi reto personal, seguir siendo una buena persona», se ríe.