Santiago de Chile, 20 sep (EFE).- Chile, la segunda nación más sísmica del planeta, acostumbrada a las consecuencias de los movimientos telúricos, refresca sus gargantas estos días de Fiestas Patrias a golpe de "terremoto", un cóctel típico del país llamado así por los efectos "desequilibrantes" de su consumo.

Esta bebida es una de las protagonistas durante las celebraciones de la independencia que festejan desde este miércoles y hasta el próximo domingo en Chile, entre bailes de cueca -baile nacional chileno- y asados en las innumerables fiestas o fondas que se reparten a lo largo del país.

Vino pipeño (blanco), helado de piña y granadina, esa es la base de un terremoto, un trago refrescante y de dulzura traicionera, que invita a beber más, lo que puede poner en peligro el equilibrio, una sensación similar a la que ocurre durante un temblor fuerte, que complica la estabilidad a la hora de permanecer de pie o tratar de caminar.

Jonathan Miranda, camarero del popular restaurante La Piojera, en el centro de Santiago, donde se adjudican la creación de la bebida, explicó a Efe que hay relatos diferentes sobre su origen.

"Este trago está basado en lo que pasó en el terremoto que pasó en 1985 (magnitud 8.0 en la ciudad de Algarrobo, en la costa central). Se inventó un trago que asimilara lo que te puede pasar tomándolo. Te lo tomas y te quedas moviéndote constantemente", indicó.

Aunque puntualizó que otra versión de la historia apunta a una serie de casualidades en su creación.

"También cuenta la historia que vinieron un grupo de clientes aquí a tomar vino un día de verano y el vino estaba a temperatura normal. Como no teníamos hielo en ese tiempo, había una cajita de helado de cassata y pusieron una pequeña porción de cassata al vino", afirmó Miranda.

La versión tradicional de este trago cuenta con granadina, que le da un color entre anaranjado y rojizo; pero también se toman otras mezclas que llevan menta, quedando de color verde; o pisco o fernet, que le dan un toque amarillento.

"Cuando se tomaron este trago -continuó el mesero- se empezaron a marear y a decir '¿por qué no le echamos un poquito de fernet?'. Le echamos un poquito y de granadina hasta que fue quedando con una imagen amarilla", añadió sobre el origen de la bebida.

Un vaso suele ser suficiente para sentir el terremoto, pero la frescura y la dulzura de la mezcla invita a muchos a tomar un segundo, conocido como la "réplica", en alusión a los temblores de menor magnitud que se sienten tras un sismo considerable.

Y para los que decidan atreverse con un tercer vaso, a ese se le conoce como el "tsunami", porque deja a todos por los suelos.

La ingesta de esta bebida alcohólica es un clásico de las Fiestas Patrias, incluso algunos ya hablan de que ha desplazado al vino pipeño como tradicional trago durante estos días.

En lo que sí que todo chileno coincide es en que para que la magnitud del terremoto no sea demasiado fuerte, conviene acompañar la bebida con alguna comida, y en esto el líder indiscutible es la empanada de pino, cocinada con carne, cebolla, un huevo cocido y algunas aceitunas en su interior.

Un clásico, el del terremoto y la empanada de pino, que ocupa las manos de muchos chilenos en las celebraciones de esta semana, que se extenderán hasta el domingo, y que desde hace años combina esta peculiar oferta gastronómica.

"Hasta día de hoy el trago se hizo popular aquí en Chile y se fue propagando de a poquito después de esas fechas cuando pasó la catástrofe (del terremoto de 1985)", dijo Miranda.

"Hasta el día de hoy se quedó con el nombre del Terremoto. Es porque cuando te lo tomas sales caminando de aquí como mi compadre", afirmó entre risas mientras señalaba a un cliente del restaurante bajo las consecuencias de la bebida.

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