Londres, 20 nov (EFE).- El museo londinense Victoria y Alberto presentó este lunes una exposición en la que se resume la historia del automóvil a través de diferentes modelos y de todo lo que rodea a este invento de la ingeniería.

"El punto de partida de la exhibición es entender que el coche es el objeto más importante del siglo XX", explicó a Efe Brendan Cormier, el comisario de la exposición "Cars: Accelerating the Modern World".

"Es el objeto que más ha cambiado el día a día de las personas, la forma de las ciudades, incluso la forma del planeta", añadió.

La muestra comienza con el Benz Patent Motorwagen 3. Un nombre complicado y largo para el que en realidad es el primer coche producido en la historia. Sus formas recuerdan casi a un carro tirado de caballos y se aleja de alguna de las piezas más delicadas de la exposición.

Justo delante de este modelo, se aparca, en la pole, si la reunión de objetos se tratara de una carrera, "el coche que quería volar". Una especie de bólido más parecido a una nave espacial que a un turismo tal y como se conoce hoy en día.

Buscando la máxima aerodinámica, General Motors fabricó este coche en los años 50 y podía alcanzar hasta los 320 kilómetros por hora. Bajo el nombre de "Firebird" (pájaro de fuego), el bólido recordará a aquellos fans de Los Simpson al que condujo Bart, ayudado en la ingeniería por Martin Prince, en el episodio "Sábados de Trueno".

Y Los Simpson no es la única referencia cinematográfica de la muestra, que guarda también un pequeño rincón para, con una proyección, acordarse del mítico DeLorean de "Regreso al Futuro"; la pena fue no poder disfrutar con una copia del coche. Quizás en otra línea temporal el museo sí lo tuviera.

En total, 15 vehículos se dan la mano en esta exhibición. Desde el famoso 'Beetle' (escarabajo) hasta el coche burbuja, que despierta la curiosidad de los asistentes. "¿Cómo van a caber dos personas ahí?", exclama una persona del público.

"La idea del coche como progreso tecnológico es un reflejo de la ingeniería del ser humano y de cómo ha conseguido que se puedan hacer cosas inimaginables hace no mucho", señaló Cormier, quien no dudó en presentarse en la exposición con un traje de mecánico, para ir a juego con el tema en cuestión.

Además del protagonista principal, el coche, se reúnen elementos decorativos para el salpicadero, gorras, gafas para conducir, herramientas utilizadas para la fabricación de automóviles, pancartas de huelgas en contra de la robotización y réplicas en miniatura.

Cormier no rehuye hablar del daño medioambiental que tienen estas piezas de ingeniería y apunta que tanto el uso como la fabricación de las mismas provoca un gran impacto, que también tiene su desarrollo en la exposición.

De este modo, se explica cómo las producciones de petróleo han variado, la preocupación creciente del cambio climático con el paso de los años, el aumento de temperaturas en los países más motorizados y el éxito de las energías renovables con los turismos eléctricos.

"El reto para el futuro es intentar vender los coches por ser magníficas obras de ingeniería y -además- por que sean buenos para el planeta", afirmó Cormier.

La exposición estará abierta desde el próximo 23 de noviembre hasta el 19 de abril y, con sus 250 piezas, intentará demostrar que el coche no solo es ese armatoste que sirve para pavonearse delante del vecino bajo el lema "el mío es más grande".

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