Madrid, 31 mar (EFE).- El alemán Nico Rosberg (Mercedes) entra líder del Mundial de Fórmula Uno en Baréin, sede este fin de semana del segundo Gran Premio del año, el primero de los tres que concluirá en horario nocturno, en el que, por precaución, no correrá el español Fernando Alonso (McLaren), accidentado en Australia.

Alonso sufrió un aparatoso accidente hace dos domingos en el circuito de Albert Park de Melbourne y este jueves, tras someterlo a diversas pruebas médicas en el circuito de Sakhir, la FIA (Federación Internacional del Automóvil) decidió no dar el visto bueno a su participación en el Gran Premio, por lo que será el belga Stoffel Vandoorne el que se suba al McLaren este fin de semana.

El doble campeón mundial asturiano (2005 y 2006, con Renault) fue sometido durante la mañana de este jueves a un minucioso chequeo médico en el que, tras analizar las tomografías de tórax que se le practicaron, se consideró que no debía competir por motivos de seguridad, según informó la FIA en un comunicado.

Alonso, de 34 años y que, con 32, ocupa el sexto puesto en la lista histórica de triunfos en F1, deberá someterse a una nueva exploración del pecho antes del próximo Gran Premio, el de China, que se disputará del 15 al 17 de abril en Shanghái, por lo que en Baréin será Vandoorne el compañero del inglés Jenson Button.

Rosberg, subcampeón del mundo los dos últimos años, encabezó en Melbourne un nuevo 'doblete' de Mercedes, la escudería dominante los dos últimos cursos. Por delante de su compañero y rival inglés Lewis Hamilton, triple campeón mundial tras el pasado certamen, en el que ganó su segundo título seguido para la escudería de Brackley.

Hamilton, que en Albert Park firmó la quincuagésima 'pole' de su carrera en F1, rompió la racha de primeros puestos en parrilla -seis seguidos- de Nico; pero no pudo evitar, tras una pésima salida, que éste encadenase su cuarta victoria, después de haber ganado las tres últimas carreras de 2015.

Rosberg y Mercedes vencieron en Australia, pero Ferrari vislumbró que puede plantarles cara. El alemán Sebastian Vettel (Ferrari) -cuádruple campeón mundial (2010-13), con Red Bull- concluyó tercero una carrera en la que pudo haber acabado más adelante si no hubiese tardado tanto en su última entrada en garaje y si hubiese acertado en la elección de las gomas, tras el espectacular accidente de Alonso, que marcó el desenlace de la prueba.

El piloto de Oviedo destrozó su McLaren-Honda tras dar dos vueltas de campana, en la decimoséptima vuelta de la primera carrera del año. Al tocar, a más de 300 kilómetros por hora, con el neumático delantero derecho de su monoplaza la rueda trasera del Haas del mexicano Esteban Gutiérrez.

Alonso, que reconoció haber gastado una de sus vidas en Australia, volvió a nacer en Albert Park, de donde salió ileso de uno de los más espectaculares accidentes que se recuerdan en la categoría reina del automovilismo en los últimos años. Sin embargo, no podrá correr en Sakhir, pista de 5.412 metros a la que el domingo está previsto se den 57 vueltas, para completar 308,4 kilómetros.

Baréin se estrenó hace doce años, un 4 de abril (exactamente, el 4 del 4 del 4), en el Mundial de Fórmula Uno. Y, desde entonces, nadie ha ganado tantas veces en la pista construida en el desierto del pequeño archipiélago arábigo como el astro astur, vencedor los años que conquistó el Mundial y en 2010, cuando se anotó la prueba inaugural, la primera que disputó como piloto de Ferrari.

Escudería que también se hizo notar de forma destacada en Australia gracias al finés Kimi Raikkonen (su último campeón, en 2007), antes de que éste abandonase en Albert Park una prueba en la que el local Daniel Ricciardo (Red Bull) fue cuarto y el brasileño Felipe Massa (Williams), quinto.

El español Carlos Sainz lo hizo bien y acabó noveno con su Toro Rosso, tras salir airoso de un nuevo duelo interno con su aún más joven compañero Max Verstappen. Al que desquició y relegó al décimo puesto en Australia. Quinto, sólo por detrás de los Mercedes y los Ferrari, el holandés fue, sin embargo, mejor que el madrileño (séptimo) en la cronometrada principal de Melbourne.

En la que se implantó el nuevo -y polémico- sistema de calificación, con tres rondas, pero con la innovación de que en sus tramos finales se elimina cada minuto y medio al piloto con el peor crono. Novedad duramente criticada por la mayoría y abocada a una pronta desaparición. Pero que, de momento, se mantiene en Baréin.

Un país que albergará la segunda de las 21 carreras de un Mundial que se cerrará el 27 de noviembre en Abu Dabi; la primera de las tres que acabará, con luz artificial, en horario nocturno, junto a la anterior y a la que se disputará en Singapur.

A la que el suministrador único de neumáticos lleva los compuestos medio, blando y superblando, siendo los dos primeros los que tendrán que usarse, al menos una vez, de forma obligatoria, en la carrera del domingo.

En la que el mexicano Sergio Pérez (Force India), decimotercero hace dos domingos, buscará puntuar, más aún después del séptimo puesto logrado en Australia por su compañero alemán Nico Hülkenberg.

Lo mismo intentará su compatriota Esteban Gutiérrez, consternado espectador de lujo en el accidente de Alonso y que también quedó eliminado en ese lance. Asimismo, ileso. Pero que, a diferencia del astro astur, sí correrá en Baréin. Con el Haas con el que, tras un año de probador en Ferrari, retornó a la F1.

Una escudería que debutó en el Mundial con el sorprendente sexto puesto de Romain Grosjean, que sufrió inversa suerte a la de su compañero mexicano. El francés se vio beneficiado por la entrada a pista del coche de seguridad, primero; y de la bandera roja que paró unos minutos la carrera, después, como consecuencia del espectacular accidente de Albert Park.