Oporto, 16 abr (EFE).- Con solo un 39 % de posesión del balón, el Oporto de Julen Lopetegui logró más remates a puerta (5) y más goles (3) que su rival, el Bayern de Múnich de Pep Guardiola, que naufragó en Do Dragao (3-1) ahogado por la presión de los delanteros locales.

La ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputada en Oporto volvió a poner en relieve que el equipo que más balón tiene no es siempre el que anota más goles o ni siquiera el que más remata a puerta.

Lopetegui, acérrimo seguidor del estilo ‘tiki-taka’ de su amigo Guardiola, se vistió el mono de trabajo por primera vez en la temporada y diseñó una estrategia de intensa presión alta.

El técnico español del Oporto mandó a sus jugadores ahogar la lenta retaguardia del Bayern a partir de los delanteros.

La directriz tardó dos minutos en dar sus frutos. El colombiano Jackson Martínez presionó a Xabi Alonso, al que le robó el cuero, en una jugada en la que los alemanes pidieron falta.

Ese robo provocó el penalti del primer gol, el anotado por Ricardo Quaresma. Ocho minutos más tarde, esa misma presión resultó en el segundo. Esta vez el aguerrido Quaresma arrebató el balón al gigantón brasileño Dante.

Aunque no estaba al 100 %, la pujanza física de Jackson Martínez se reveló determinante en esa tela de araña que montó Lopetegui.

«Yo era fundamental para la estrategia, para cerrar los espacios (del Bayern). Sabemos que ellos tienen control de balón impresionante. Elaboramos una estrategia en la que teníamos que presionar (…) Supimos neutralizarlos», analizó Jackson.

El colombiano, de 28 años, fue encomiable en su esfuerzo, pues estaba convaleciente de una lesión que le había apartado de los terrenos de juego durante más de un mes.

Aunque tuvo que abdicar anoche de su seña de identidad, la posesión, en favor de una aproximación más pragmática, Lopetegui no se rasgó las vestiduras.

«Me hubiese gustado tener más posesión del balón, pero solo hay un balón y el otro equipo no nos dejó (…) El Oporto trabajó, esperó por sus momentos y los aprovechó», reflejó el vasco, cuyo equipo está acostumbrado a contar con posesiones superiores al 60 %.

Pero, anoche, con solo un 39 % del control del esférico, remataron a puerta en cinco ocasiones, frente a tres de los muniqueses, que registraron un porcentaje de dominio del 61 %.

La entrada rompedora de «los dragones», que marcaron dos tantos en diez minutos, condicionó psicológicamente al Bayern, que no logró liberarse de la presión del trío de ataque portuense (Jackson-Quaresma-Brahimi) ni del de los medios (Héctor Herrera-Óliver Torres-Casemiro).

El tajo físico del Oporto, cuyos jugadores, en media, corrieron cuatro kilómetros más que los del Bayern, tuvo algunos costes temporales.

Después de 20 minutos de atosigue, aflojaron y los alemanes se adueñaron del control. Fue en ese periodo, en el segundo tramo del primer tiempo, cuando Thiago Alcántara recortó distancias para los visitantes (2-1).

En el segundo periodo, con las líneas un poco más atrasadas, el Oporto consiguió no precipitarse y anestesiar el choque ante un rival de experiencia como el alemán.

«Hemos entrado muy bien en el partido (…) Nos ha faltado un poco de tranquilidad, porque somos un equipo muy joven, y en la segunda hemos estado más tranquilos», analizó Lopetegui.

Con esa tranquilidad, el Oporto llegó al tercero, anotado por Jackson en el 65, tanto que impidió la reacción del Bayern, tal y como Guardiola reconoció.

«Después del 2-0 jugamos bien hasta el final de la primera mitad. El Oporto se defendió muy bien y nos quedamos tocados en el 3-1», asumió.

En el capítulo de pases sí que hubo goleada alemana: 515 contra 198 de los portugueses.

Antonio Torres del Cerro