Charlotte.- Obdulio Isaac Manzanares-Alfaro, de 32 años, logró salir libre el viernes 17 de enero del Centro de Detención de Stewart, en Lumpkin, Georgia, tras autorizarse una fianza en la corte de inmigración local.
“Me volvió la vida. Le doy gracias a Dios”, dijo el hondureño que estuvo recluido en la cárcel privada de ICE durante dos meses.

 

Programa de supervisión

Manzanares-Alfaro había solicitado asilo en Estados Unidos, y se hallaba bajo un programa de supervisión de inmigrantes de ICE, hasta el 18 de noviembre, cuando fue detenido por agentes migratorios, durante una presentación de rutina.

El arresto se produjo en las oficinas del Programa de Presentación de Supervisión Intensiva (ISAP).en Nations Crossing Road,en Charlotte.

El hombre había estado radicado en la ciudad por espacio de un año sin problemas, pero tenía adherido en una de sus extremidades un grillete de localización geoestacionaria.

Ese requisito, la condición de presentarse cada 15 días ante las autoridades migratorias, recibir una visita mensual en su vivienda y la restricción de movilizarse solo en Carolina de Norte, Carolina del Sur y Georgia, le permitían estar en el plan alternativo de detención (ATD).

El programa está destinado para individuos que no representan un peligro para la seguridad nacional y les permite trabajar mientras se resuelven sus casos en libertad.

 

Salió a Kentucky

No obstante, Manzanares-Alfaro, que trabajaba en mantenimiento de piscinas, había hecho un viaje laboral Kentucky, fuera del área permitida.

Lo consideraron un riesgo de fuga, pese a que había cumplido estrictamente con lo exigido por ICE.

El tratar de responder con el trabajo, pero salir de la zona asignada, lo puso en riesgo de deportación.

 

La entrega

El 20 octubre de 2018, Manzanares-Alfaro había ingresado a Estados Unidos, junto con su hijo de 5 años, Alejandro Isaac Manzanares, por el área de McAllen, Texas, y se entregó a las autoridades.
A Manzanares-Alfaro lo autorizaron a trasladarse a Charlotte, donde tiene parientes.

 

Hacia el norte

Manzanares-Alfaro decidió salir de su natal Honduras, después de que varios de sus familiares resultaron muertos o desaparecidos, víctimas de la violencia que ha aquejado a San Pedro Sula.

En septiembre de 2018, unos delincuentes le pidieron a una cuota mensual de 10 mil lempiras (400 dólares) mensuales, para no agredirlo a él o su familia.

El hombre que empezó a ganarse la vida a los 10 años, y trabajaba en soldadura y construcción, le habría tenido que entregar a los bandidos todo el dinero que ganaba.

 

La esposa

En enero de 2019, Olga Gómez, de 38 años, la esposa de Manzanares-Alfaro, se vino a Estados Unidos, con su bebé, Esdras David Manzanares, que ahora tiene 17 meses.

“Ayer salimos a dar un paseo con nuestros hijos, nos sentimos bendecidos” dijo Gómez.