Charlotte.- José Antonio García volvió a reír el miércoles 11 de febrero, cuando regresó a su casa en Charlotte, después de pasar por la odisea de estar a punto de ser deportado.

García había sido un héroe de la comunidad invidente de Charlotte, por haber encabezado la recaudación de fondos para la Asociación Metrolina para los Ciegos (MAB) que recolectó 9 mil dólares el año pasado.

Además, su virtud de ser una de las únicas personas que arregla las máquinas de braille, el sistema de lectura para invidentes, en Carolina del Norte, lo han convertido en un referente en el estado.

Sin embargo, el mecánico de 36 años, originario de la colonia Aragón de la Ciudad de México, resultó involucrado en un incidente que lo llevó ser arrestado.

Su familia le atribuye a haber consumido algunas copas, que pudieron atravesarse con sus medicamentos, el que hubiera tenido un comportamiento errático.

La policía lo detuvo el 18 de octubre de 2014, tras haber sostenido un forcejeo con un oficial.

El invidente fue internado en la cárcel central de Charlotte, donde existe el programa de deportaciones 287g, y donde se descubrió su estatus de indocumentado.

García, que perdió la vista en 2004, pasó tres meses en el principal centro de detención local de Charlotte.

Después fue trasladado a la cárcel del condado de York, en Carolina del Sur donde pasó 5 días y después tres semanas en el Centro de Detención  Stewart, en Lumpkin, Georgia, que opera el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).

Stewart es el paso final para la deportación de indocumentados, pero una intervención de la organización Unidos We Stand, frenó la salida del invidente.