Eden.- La orilla del río Dan se iluminó a la luz de las velas el pasado sábado, cuando decenas de personas se reunieron para celebrar una vigilia en honor a las víctimas de la tragedia de los flotadores.
El 16 de junio, nueve miembros de una familia, la mayoría de origen hispano, fueron arrastrados hasta una represa cuando navegaban con ayuda de flotadores en las aguas del río Dan, que pasa por el condado de Rockingham, al norte de Carolina del Norte. Cuatro de ellos, incluidos dos menores de edad, murieron y cuatro lograron ser rescatados. La novena, Teresa Villano, que está embarazada de siete meses, seguía desaparecida el martes.
Los equipos de rescate del condado dijeron el pasado viernes que la búsqueda de Villano, si bien sigue activa, se limitará al río, reportó el Greensboro News and Record.
“Nuestra búsqueda se limita solo al río a partir de ahora”, dijo Rodney Cates, director de los Servicios de Emergencia del condado de Rockingham. “Cada vez que hemos tenido un avión aquí, han volado tanto por el río como por el área terrestre adyacente alrededor del río y no han localizado nada. Nos mantendremos activos en el seguimiento de cualquier pista que tengamos que pueda resultar en una recuperación”.
Entre los fallecidos está Antonio Ramón, cuyo funeral se celebró a principios de la semana pasada en la localidad de Eden, en el condado de Rockingham.
El accidente también arrebató las vidas de Sophia Wilson, de 15 años, Bridish Crawford, de 27 años, y de su hijo Isiah Crawford, de 7, cuyos cuerpos se recuperaron en los días siguientes a la tragedia.
Los equipos de rescate encontraron con vida a Ruben Villano, de 35 años, a sus hijos Eric e Irene Villano, de 14 y 18 años respectivamente, y a su sobrino Karlos Villano, de 14, quienes se mantuvieron a flote durante 19 horas. Todos fueron trasladados a un hospital.
“Tenemos que luchar y tenemos que mantenernos fuertes, no solo por nosotros sino por el resto de nuestra familia”, dijo Irene Villano al canal WFMY días después del accidente.
Los oficiales de Rockingham han catalogado lo ocurrido como unos de los accidentes en aguas fluviales más mortales en la historia del condado de Rockingham.