Greensboro.- Las aulas de las distintas universidades públicas en Carolina del Norte guardan increíbles historias de lucha, esfuerzo y dedicación que vale la pena resaltar.
Una de ellas es la de Liliana Guevara Guerrero, estudiante de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, A sus 20 años fue elegida “marshal” de la institución académica y de su facultad, la prestigiosa Bryan School of Business.
Esta condecoración sólo se otorga a menos de uno por ciento del cuerpo estudiantil en esta universidad. Los 100 “Marshals” de UNC-G se encargan de representar a la casa de estudios y participan en las ceremonias formales de alta importancia, como las graduaciones.
Al concluir sus estudios, Guevara se convertirá en una profesional especializada en mercadotecnia con una concentración en redes sociales.
Pero para esta joven de dócil sonrisa, el logro obtenido tiene un sabor distinto. Ella espera ser la inspiración para que otros jóvenes que como ella -de orígenes latinos- inicien una carrera profesional y rompan los estereotipos.
Primera generación
Liliana nació en Carolina del Norte y es la primera generación de hijos de mexicanos migrantes. Sus padres, don Apolinar y doña Laura, dejaron Rioverde, en San Luis de Potosí, por el ansiado sueño americano.
Él, un maestro en carpintería, y ella, una dedicada ama de casa de manos prodigiosas y una sazón imbatible, hicieron de Liliana una mujer fuerte y decidida que ha priorizado los estudios para plasmar esa creatividad que le recorre por las venas.
“Me acuerdo los sacrificios que hicieron por mí”, señala la universitaria, quien está rozando la perfección educativa gracias a largas horas de estudio y trasnochadas leyendo libros.
“No fue fácil”, añade. Y es que, el proceso para llegar a ser una Marshal tuvo niveles de exigencia que ella alcanzó, superando a más de 20 mil estudiantes.
“El promedio universitario más alto es 4. Tengo 3.91”, resalta con orgullo. Asimismo, fue reconocida como una lideresa dentro del campus, ayudando a hijos de mexicanos que quieren sobresalir como ella, y mostró una vocación de servicio que la hicieron merecedora de este título.
La enseñanza de mamá
Pese a su corta edad, Liliana tiene muy claro el sacrificio que hicieron sus padres en la vida y cómo bregaron contra viento y marea ante la falta de oportunidades educativas que tuvieron en México. Eso la hicieron valorar más los estudios.
“Para mi significa mucho los sacrificios que hicieron mis padres y me hicieron valorar más la educación”, reflexiona añadiendo que, en casa, su mamá se encargó de inculcarle valores y comportamientos que hoy muchos jóvenes están perdiendo.
“Respetar a los mayores, ser honesta, paciente y trabajar duro por lo que uno quiere, son cosas que siempre me ha enseñado mi madre y que las pongo en práctica todos los días”, dice.
Poder latino
En poco menos de dos años, Liliana dejará la universidad y se ve trabajando en una importante empresa de Estados Unidos o en otro país y, como nadie la detiene, seguirá preparándose para ayudar a cambiar la imagen que existe de los latinos. Pese a tener mucho potencial, no suelen ser vistos como profesionales.
“Lamentablemente en las redes sociales y medios de comunicación hay una mala representación de los hispanos y siento que hay gente con extraordinario potencial que deben ser reconocidos”, comentó.
Finalmente, dejó un mensaje a la primera generación de hijos de padres migrantes que tienen dudas sobre su futuro, en especial a las mujeres.
“Estudiar es una extraordinaria oportunidad de crecimiento. Sigan trabajando por sus sueños y que todo ese esfuerzo se recompensará”.
Dato:
Liliana formó parte del Programa Campamento Hispano Abriendo Nuestro Camino a la Educación de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro (UNCG CHANCE) que ofrece a jóvenes latinos la experiencia de vivir una vida universitaria y que conozcan sobre sus opciones que les permita seguir sus estudios superiores.