Charlotte. - Las buenas intenciones del presidente Joe Biden de arreglar el sistema migratorio se está enfrentando a demandas judiciales que sabotean sus órdenes ejecutivas, jueces nombrados por la Administración de Donald Trump, sindicatos que se rehúsan a obedecer sus directrices y una burocracia armada acostumbrada a hacer lo que le da la gana.

 

El síndrome de Texas

Tan pronto como emitió la orden de parar las deportaciones durante cien días, el fiscal general de Texas Ken Paxton demandó el 22 de enero a su gobierno con el objeto de congelar la paralización de las expulsiones.

El juez de distrito federal de Texas, Drew Tipton, nombrado por Trump, compartió los conceptos de Paxton y emitió una orden de restricción de 14 días que impedía que la administración Biden pusiera en vigencia la moratoria.

 

La oposición en Arizona

Arizona se convirtió en el segundo estado en demandar la suspensión de deportaciones de Biden, luego de que el fiscal general republicano del estado, Mark Brnovich, acudiera a la corte citando un acuerdo firmado por el exdirector del Servicio de Ciudadanía e Inmigración, Ken Cuccinelli que requiere notificaciones antes de emitir políticas de inmigración.

Cuccinelli, que desempeñó interinamente como ejecutivo del Departamento de Seguridad Nacional, acordó que la dirección del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) deben consultar las decisiones políticas con el sindicato de trabajadores de la agencia.
 

El trio de Trump

Un panel de tres jueces de circuito, nombrados por Trump, dio permiso a agentes fronterizos de Estados Unidos para usar una política de emergencia de la era Trump para expulsar rápidamente a los niños migrantes no acompañados de suelo estadounidense sin una audiencia judicial o una entrevista de asilo, contradiciendo las ordenes ejecutivas de Biden.

 

La experiencia de Obama

Biden se encuentra en una situación similar a la del expresidente Barack Obama con el sindicato y los agentes de ICE.

ICE es una de las tres agencias que absorbió y asumió parte de las funciones del antiguo Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), que anteriormente se encontraba bajo el Departamento de Justicia y el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos, que era parte del Departamento del Tesoro.

Otras dos agencias del Departamento de Seguridad Nacional que asumieron algunas de esas responsabilidades fueron el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza, que se encarga de las franjas fronterizas y de los puertos y aeropuertos. Y la otra agencia es el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS).

ICE tiene aproximadamente 7.900 empleados a tiempo completo y un presupuesto de 3.8 mil millones de dólares.

 

La rebeldía

Siendo presidente Obama, el mandatario ordenó a ICE que priorizara la deportación de inmigrantes indocumentados que habían cometido delitos graves.

Pero, el sindicato de agentes de ICE se declaró oficialmente en rebeldía, cuando su presidente Chris Crane, dijo que no debían obedecer los mandatos del presidente Obama.

“Es el deseo de nuestro sindicato dentro de ICE y de nuestros empleados de separarnos de las acciones del director John Morton”, consignó el documento de Crane el 11 de junio de 2010.

Durante la Administración de Obama, los funcionarios y agentes ICE no siguieron las ordenes del presidente porque el gobierno no se impuso, pese a la insubordinación de una institución cuyos agentes portan armas.

En agosto de 1981, el presidente, Ronald Reagan despidió de un plumazo a 11,345 integrantes del sindicato de controladores aéreos, dos días después de que se declararon en huelga.

En estos días las organizaciones proinmigrantes están pidiendo que haga el tramite de la reforma migratoria con el concepto de reconciliación, para que el voto sea de la 51 a favor y 50 en contra en el Senado. De tal manera que no se requiera tener 60 votos para aprobar la ley esperada.

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