CARACAS (AP) — En una plaza al este de Caracas, unas 50 personas se reúnen para discutir su rechazo a una decisión que tomó por sorpresa a la población capitalina: en abril la alcaldía cambió varios símbolos de la ciudad, entre ellos, un escudo con más de 400 años de antigüedad.

“Los símbolos son parte de la identidad nacional, no se deberían cambiar. Tiene que haber un consenso”, dijo a The Associated Press Lupe Nieves, de 62 años y quien asistió a mediados de mayo a una de las discusiones que se han celebrado en varias urbanizaciones de Caracas.

Con más de 20 años de gobierno socialista, Venezuela ha modificado su escudo y bandera nacional. También ha derribado esculturas y estatuas referentes a la colonia española para sustituirlos por figuras indígenas, lo que el gobierno califica como “reivindicación indígena”.

Para historiadores, esto sirve para reescribir una versión de los hechos. Las historias oficiales “tienen mucho de manipulación porque no es lo que hace un historiador, es lo que hace el Estado para imponer unos intereses determinados”, dijo a la AP el historiador y miembro de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela (ANH), Tomás Straka.

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El nuevo escudo muestra la imagen de un indígena, una mujer afrodescendiente y Simón Bolívar, prócer del país, cuyo rostro también modificó el gobierno en 2012. Atrás quedó el escudo concedido en 1591 con un león pardo de pie, imagen que daba la bienvenida al entrar a Caracas, pero fue reemplazado por la estatua de la líder indígena Apacuana.

La principal autopista de la ciudad llevaba el nombre de un conquistador criollo —hijo de una indígena de la tribu Caraca y un hidalgo conquistador— que fundó varias poblaciones del país. Ahora se llama Gran Cacique Guaicaipuro, otro líder aborigen cuya estatua de metal adorna una parte de la vía.

“La denominada Revolución Bolivariana se considera a sí misma como la que está rompiendo y reivindicando 400 años de dominación eurocéntrica... Que los referentes no sean aquellos que se asocian a la colonia, sino lo referente a los pueblos oprimidos”, dijo Straka. “Ahí es donde hay que tener cuidado porque hay en esto mucho de torcedura”, agregó.

Países de la región también han derribado esculturas relacionadas a la colonización europea. Incluso presidentes, como el de México, han exigido a España que pida perdón por la época de conquista.

Según cifras oficiales, 2,7% de los venezolanos son indígenas y suelen vivir en zonas desasistidas con brotes de VIH, paludismo y sarampión, y migran a países fronterizos por atención médica. De los casi 30 millones venezolanos, la mayoría son mestizos.

“Estas medidas no van a resolver los problemas de la catástrofe que viven los indígenas... Ésa no es ninguna reivindicación. Yo hablo de reivindicaciones cuando mejoran tus condiciones sociales, económicas, de salud, cuando los indígenas puedan ser parte del aparato económico”, comentó Virgilio Ferrer, exdiputado indígena del grupo Wayuú, de la Asamblea Nacional en 2016-2021.

Los nuevos símbolos se presentaron el 18 de abril durante una transmisión estatal tras aprobación del Concejo Municipal de Caracas, de mayoría oficialista, que convocó a un concurso con poca difusión. La alcaldesa oficialista de la capital, Carmen Meléndez, dijo que cerca de 700.000 personas —de una población capitalina de casi tres millones de habitantes— participaron en la consulta.

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“Todo cambia, yo veo que es normal y no tan grave (el cambio de símbolos), solo que uno se acostumbra a ver siempre lo mismo, pero a mí no me molestó”, dijo a la AP Miguel Burgos, de 74 años, desde la plaza donde recientemente se hizo la presentación de los nuevos símbolos, en el centro de Caracas.

Según comunicado de la ANH, “una decisión de esa naturaleza debe ser sometida a la más amplia consulta, entre otras, con la Academia Nacional de la Historia, por ser esta institución una de las autorizadas para emitir opinión razonada sobre el tema”, se lee en el escrito publicado en abril en su página web.

“La reivindicación indígena es merecedora, es digna de que exista. El punto no está en eso, el punto está en que por reivindicar uno, ocultas completamente a otro como si tú fueras descendiente de alguien que te da vergüenza”, explicó Straka.

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