Ser impulsivo es actuar sin reflexionar y sin pensar en las consecuencias de los actos.  Muchas personas tienen esta tendencia que los lleva a meterse en grandes y complicados problemas. La impulsividad es un rasgo de personalidad que puede causar desastres en la vida de una persona.

Para comprender esto hay que diferenciar entre la espontaneidad y la impulsividad. Una cosa es ser espontáneo y expresar lo que se quiere y se siente, y otra es ser víctima de los propios impulsos que muchas veces son autodestructivos.

La espontaneidad está relacionada con la naturalidad. Uno es espontáneo cuando se siente en confianza. Es sentirse a gusto y poder fluir sin miedos ni inhibiciones. Por supuesto no siempre se puede ser espontáneo y hay muchas situaciones en las que es necesario cuidar lo que uno hace o dice. Una persona espontánea puede medir cuando es apropiado mostrarse tal cual es y cuando no.

La impulsividad, en cambio, es una reacción desmedida. Es una reacción que hace perder de vista el contexto y, especialmente, la consecuencia de los actos. Una persona impulsiva puede destruir en un segundo lo que ha tardado toda una vida en construir.

Una de las grandes diferencias entre la espontaneidad y la impulsividad es que en ésta se pierden de vista todas las medidas. La impulsividad arrasa con todos los criterios de realidad. El impulsivo siente una urgencia que le impide postergar. Se lanza, sin pensar ni medir.

Las personas impulsivas sufren una alta tensión emocional ante situaciones cotidianas. Su umbral de tolerancia es menor respecto al resto de la población. En lugar de reflexionar, pasan de forma inmediata a la acción. Se dice que alguien se comporta de manera impulsiva cuando responde o actúa sin reflexión ni prudencia, dejándose llevar por la impresión del momento.

Un ejemplo de conducta impulsiva es la del comprador compulsivo. No puede parar de comprar. Lo quiere todo y lo quiere ya. No piensa si eso le traerá problemas en el futuro. Gasta. Se endeuda. Gasta más de lo que puede.  Esta conducta puede llevarlo a la ruina económica, pero no se detiene. Sigue comprando sin parar. No mide las consecuencias de sus actos y puede poner en riesgo su bienestar y el de su familia.

Características de una persona impulsiva
– Actúa, luego piensa.
– Contesta antes de terminar de oír la pregunta.
– Tiene dificultades para aguardar su turno.
– No soporta perder.
– Es impaciente.
– Tiene baja tolerancia a la frustración.
– Tiene muy poco autocontrol. Quiere todo ya.
– Es desorganizado
– Reacciona de manera desmedida ante cualquier cosa.
– Le cuesta planear. Busca satisfacer sus deseos inmediatamente.
– Cambia rápidamente de una actividad a otra. No tiene perseverancia.

¿Cómo  dejar de ser impulsivo?
La impulsividad no es algo que se pueda dejar atrás de la noche a la mañana. A la persona impulsiva esta forma de actuar le resulta natural. Para cambiar es necesario que aprenda a reordenar su forma de actuar.

Aprenda a diferir sus deseos. Entrénese para tolerar el intervalo entre el deseo y la acción. Piense. No permita que sus impulsos lo dominen, usted tiene que dominarlos a ellos. No busque la satisfacción inmediata. Aprenda a disfrutar del recorrido hacia el objetivo.

Planifique sus acciones. Tómese su tiempo para pensar. Aprenda a pensar antes de actuar. Organice los pasos necesarios para llegar a su meta.  Encamine su energía para tener mejores resultados.

Verbalice los pensamientos en lugar de ejecutarlos. Aprenda a hablar antes de actuar. Las palabras son necesarias y permiten hacer un tiempo entre la emoción y el paso a la acción.  Hable. Diga lo que le pasa, lo que piensa y lo que siente.

Relájese. La impulsividad implica un fuerte sentimiento de urgencia. Las técnicas de relajación  permiten bajar la ansiedad. Es necesario que aprenda a que no todo es urgente. Hay cosas que necesitan tiempo para desarrollarse.

No consuma alcohol. El alcohol provoca la pérdida del control emocional, la disminución del juicio objetivo y de la capacidad de autocrítica.

Busque ayuda de un profesional. Si no consigue manejar su impulsividad consulte con un psicólogo o terapeuta que lo ayuda a lograrlo.

Frase de la semana
“La impaciencia entorpece el pensamiento y lo transforma en impulso. La paciencia es inteligencia, por lo tanto es equilibrio y armonía del espíritu.”
 
Norys Uribe Santana

 

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