Los seres humanos somos seres sociales y sociables. Necesitamos de los demás. Vivimos en sociedades. Construimos lazos, vínculos, amigos, familias. “Ningún hombre es una isla”, escribió el famoso poeta inglés John Donne. Eso significa que nadie puede vivir aislado. Estamos unidos al mundo y a los demás. Lo queramos o no. Formamos parte de una infinidad de realidades y de vidas. Y a su vez esas realidades nos construyen. 

Habitamos el mundo y el mundo nos habita. Cada conducta nuestra modifica al universo. Y así mismo somos modificados por lo que pasa y por lo que hacen los demás. Somos parte de una trama social, histórica, cultural. Y, al mismo tiempo, con nuestro estilo, tejemos y modificamos la sociedad, la historia y la cultura.

De una manera o de otra todo individuo tiende a formar redes. Vínculos. Vivimos interconectados. Gran parte de nuestro bienestar depende de la capacidad de armar, sostener y disfrutar de nuestros vínculos. 

En psicología eso se conoce como “habilidades sociales”. Se trata de las herramientas con las que contamos para relacionarnos con los demás.

La falta o el escaso desarrollo de las habilidades sociales, puede ser algo doloroso para las personas. La comprensión de las relaciones con los otros y el entendimiento de las demás personas es algo imprescindible para una vida emocionalmente sana.

LAS HABILIDADES SOCIALES BÁSICAS SON: 

  • Apego: capacidad de establecer lazos afectivos con otras personas.
  • Empatía: capacidad de ponerse en el lugar del otro y entenderle.
  • Asertividad: capacidad de defender los propios derechos y opiniones sin dañar a los demás.
  • Cooperación: capacidad de colaborar con los demás para lograr un objetivo común.
  • Comunicación: capacidad de expresar y escuchar. Sentimientos, emociones, ideas, etc.
  • Autocontrol: capacidad de interpretar las creencias y sentimientos propios y controlar los impulsos.
  • Comprensión de situaciones: capacidad para entender las situaciones sociales y no tomarlas como algo personal, o culparse de determinadas cosas.
  • Resolución de conflictos: capacidad para interpretar un conflicto y sacar alternativas de solución al mismo.

Aprender a relacionarse
Las habilidades sociales se adquieren a través del aprendizaje. No son innatas. Se aprenden. 

Los niños y niñas desde el nacimiento aprenden a relacionarse con los demás. Se aprende viviendo, compartiendo, imitando a los otros. Los primeros años de vida son esenciales para este aprendizaje.  Y es considerado uno de los aspectos claves de la educación. Los padres y los maestros cumplen un rol fundamental en esta enseñanza. La familia es la primera escuela en la que el niño empieza a adquirir sus habilidades sociales. 

Enseñar a compartir, a expresar las emociones, a entender al otro, a cooperar, es una de las tareas que deben cumplir los padres y luego los educadores. Todas estas conductas deben enseñarse, porque no se desarrollan de otra manera. 

Si alguien no tuvo la suerte de aprender estas habilidades en la primera infancia no hay que desesperar. Siempre es posible adquirirlas y desarrollarlas. Es importante reconocer que uno no tiene alguna de estas habilidades, por ejemplo, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. A partir del reconocimiento de lo  que  nos falta es posible adquirirlo y aprenderlo. 

Las habilidades sociales son reciprocas por naturaleza. Es decir, requieren para su desarrollo la relación con otras personas. Es gracias a los otros que vamos ejercitando y desarrollando estas capacidades.

También hay que señalar que estas habilidades incluyen conductas verbales y no verbales. La expresión de los sentimientos se realiza no sólo a través de las palabras, sino, especialmente, a través de los gestos.

Desde los gestos básicos como la sonrisa para expresar alegría o el llanto para expresar tristeza, tenemos una enorme gama de gestos y conductas para expresar la diversidad y la complejidad de las emociones humanas.

Para entender al otro es necesario poder captar este universo de gestos a través de los cuales se expresa el mundo emocional. 

Estamos conectados. Somos con los otros. Aprender a relacionarse es crucial para una vida psicológicamente sana. Ya sea para los vínculos personales, los familiares o los laborales, estas habilidades son fundamentales. Y lo mejor es que nunca es tarde para adquirirlas. Siempre es posible aprenderlas, ejercitarlas y desarrollarlas.

Frase de la semana
En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para comprenderla.
Rob Goldston