Una vez más el festejo de San Valentín nos recuerda que el amor ronda en nuestras vidas. Conocido como el día del amor y la amistad, o el día de los enamorados, la cuestión es que San Valentín pone por un rato al amor en primer plano.
Sin duda, el amor es uno de los temas centrales de nuestras vidas, tanto en los momentos de alegría como en aquellos de sufrimiento. El amor nos concierne, nos contamina y a veces nos complica la vida. Nuestros logros y nuestros fracasos están hechos de historias de amor.
¿Me ama? ¿Me aman lo suficiente? ¿Soy capaz de amar? ¿Nadie me quiere? ¿Hago todo por amor? ¿Estoy enamorado? ¿Cuánto dura el amor? ¿Me engaña? Estas y muchas preguntas más aparecen cuando empezamos a sentir amor.
El amor nos preocupa, nos entusiasma, nos inquieta. El amor nos da fuerza, sueños, futuro. El amor nos lastima, nos gobierna, nos seduce.
Y así, por amor y con amor vamos armando la vida.
El 14 de febrero celebramos su día.
Tampoco podemos olvidar que un acto de amor nos trajo a la vida, ni que una incontable sucesión de gestos de amor nos mantiene en la vida durante la infancia cuando aún no podemos valernos por nosotros mismos.
Estamos en deuda con el amor. Una deuda que pagaremos amando, cuidando y protegiendo a otros. Con errores, con fallas, con ambigüedades, fuimos amados y amamos. Así, de manera imperfecta, con miedo, limitaciones y egoísmos, nos enredamos en la dialéctica del amor.
Por supuesto, el amor es múltiple y diverso.
Existen tantas formas de amar como personas hay en el mundo. Hay quienes dicen que amamos como fuimos amados. Es decir, que el tipo de amor que recibimos en la infancia nos da un molde que, sin darnos cuenta, aplicamos a nuestros futuros vínculos.
También sabemos que hay amores tóxicos, que nos vuelven dependientes y nos hacen sufrir. Hay amores delicados y asustadizos y otros que crecen y se expanden con solidez. Hay amores fugaces y amores prohibidos. Todos ellos nos hacen palpitar.
A su vez cada persona siente distintos tipos de amor. Cada tipo de amor tiene sus características y su modo de desarrollarse. El amor pasional, por ejemplo, suele ser posesivo, egoísta, carnal e impulsivo.
Los antiguos griegos distinguían 7 tipos de amor
- Eros o pasión sexual: representa la pasión y el deseo sexual. Para los griegos era una forma de amor peligrosa, e irracional que podía apoderarse de las personas.
- Filia: es el amor entre amigos. Se refiere a la profunda amistad de camaradas. Implica lealtad, estar dispuesto a sacrificarse por los amigos y sobre todo, compartir las emociones más íntimas con ellos. Los griegos consideraban que este tipo de amor era una de las expresiones más sublimes que existía,
- Ágape o amor por todos: según los griegos es el amor más puro e incondicional que existe. Se trata de un amor generoso, que se dirige hacia todas las personas. Es el amor universal.
- Storgé: es el amor familiar. Es un amor que se crece a lo largo del tiempo. Es leal y protector. Refiere también al amor especial que los padres tienen hacia sus hijos.
- Philautia: es el amor que tenemos por nosotros mismos. Es fundamental para el desarrollo. Se refiere a la autoestima, la confianza y la capacidad de cuidar de uno mismo.
- Pragma: es un amor pragmático. El amor que lleva a hacer lo correcto.
- Ludus: es una forma de amor divertida. Se caracteriza por el juego, la liviandad, la alegría y la falta de compromiso.
La cuestión es que el día del amor ya está aquí. Seguramente cada quién encontrará su modo de celebrarlo. Así, por los amores presentes y por los amores pasados. Por todas las formas de amor que conocemos y por aquellas que conoceremos. Este es un día que nos habla al oído, y nos invita a disfrutar del misterio y la inmensidad que el amor nos contagia.
¡Feliz San Valentín!